Y después del accidente, ¿Qué?...
“Después del accidente te sientes muy solo, un poco impotente e inútil” relata una víctima de un accidente de tráfico.
La entrada de esta semana vuelve a incidir en la importancia de evidenciar el daño social cuando se produce un accidente de tráfico o una negligencia médica. Según el estudio de la Fundación Mapfre las víctimas de accidentes reclaman sanciones que sirvan para la reparación moral y el reconocimiento social ya que, a su juicio, en ocasiones no son suficientes.
La nueva modificación de la ley de accidentes de tráfico (Ley 35/2015, de 22 de septiembre, de reforma del sistema para la valoración de los daños y perjuicios causados a las personas en accidentes de circulación) afortunadamente recoge esta petición generalizada y tiene como finalidad garantizar una indemnización suficiente buscando un justo resarcimiento de los perjuicios sufridos por las víctimas y sus familias solventando así situaciones injustas e, incluso, dramáticas con una pérdida añadida de calidad de vida.
La indemnización por pérdida de calidad de vida pretende compensar el perjuicio moral particular que sufre la víctima por las secuelas que impiden o limitan su autonomía personal para realizar las actividades esenciales de la vida diaria o su desarrollo personal mediante actividades específicas (art. 107). Tras un accidente de tráfico con pérdidas humanas o con secuelas, la persona accidentada y su familia experimentan una serie de cambios relacionados con el ritmo normal de la vida familiar, su organización y los roles familiares, por tanto, se produce un cambio en las relaciones entre sus miembros. Además, no sólo queda afectada las relaciones familiares como sistema, sino también la relación con el resto de sistemas sociales (salud, administración, laboral, escolar, ocio, etc.). A su vez, cabe puntualizar que la víctima y su entorno familiar no sólo tendrán que asumir las nuevas realidades problemáticas, sino que, también, se suele dar el agravamiento de problemas previos al accidente que ya estaban instaurados.
Una de las consecuencias más significativas tras un accidente de tráfico es la disminución significativa de ingresos que puede llevar a un endeudamiento prolongado. En caso de fallecimiento, la disminución se experimenta porque las personas no puedan hacer frente a sus responsabilidades laborales debido al impacto emocional. En el caso de queden secuelas, puede ocurrir que algún miembro de la familia tenga que abandonar su carrera profesional o tenga que disminuir su jornada laboral para dedicarse al cuidado de la víctima.
Para la valoración de estas y otras circunstancias son los Trabajadores/as Sociales los profesionales que elaboran un informe pericial social donde se estudia, describe y valora fundamentalmente qué impacto ha tenido el accidente de tráfico en la calidad vida de todas y cada una de las personas perjudicadas, o lo que es lo mismo, el/la perito social determina cómo los factores sociales se han visto afectados y en qué medida repercute en el funcionamiento social de la víctima y su entorno.
Fuente consultada: http://politica.elpais.com/politica/2013/05/30/actualidad/1369905176_514119.html